Tengo dos hijos, y puede que se parezcan físicamente, pero son tan, pero tan diferentes. Andrés Ignacio (10) adora las hamburguesas con queso. Y eso es razón más que suficiente para que Tomás Eugenio (8) haya jurado que jamás probará una, pero es que ni siquiera el ketchup. Hubo una época en la que misteriosamente los dos comían prosciutto. Pero eso quedó en el olvido. Creo que solo por diferenciarse de su hermano mayor, ahora Tomás se dejó de eso. Me imagino que así es como se hacen individuos y se reafirman como personas únicas.
Así que aquí tienen este plato. La mitad es para Andrés, a quien le encanta el prosciutto y la rúcula, como su mamá. Y la otra mitad es para Tomás, quien adora los bocconcini y cualquier cosa que se parezca a la mozarela, también como su mamá. A cada uno le gusta su mitad y no le gusta la del otro y para mí este es un tentempié perfecto para cuando llegan hambrientos del colegio, así que ¡bingo! El único problema es que a mí me gustan las dos mitades, así que me hago un combo con una sopita para el almuerzo. Confesiones aparte, esta es una entrada o un pasapalo perfecto. Espero que les guste.
Rollos de Prosciutto di Parma y rúcula con bocconcini | Ingredientes para dos porciones
4 rebanadas of Prosciutto di Parma
2 tazas de rúcula
12 bocconcini
Divide la rúcula en cuatro, y haz cuatro rollos con el prosciutto. Sirve con los bocconcini.
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